Ayer fue el principio, no el fin.
A las 08:30 se dio el pistoletazo de salida.
A las 08:33 mi
amigo y yo pasamos por la pancarta de salida, sólo quedaban 42km y 195m, el primer reto era terminar, el segundo hacerlo como en los 300: que quede un minuto vivo para dar fe de la batalla.
A las 08:33 empezamos a seguir, no a cruzar, a seguir la delgada línea azul que marcaba la ruta que seguirían los hombres.
El fin de semana había comenzado ya con una conversación friki, en la comida de sábado tomamos cantidades ingentes de hidratos, calorías a toda pastilla, fuel para la prueba del día siguiente. Ahí la conversación derivó a una afirmación un tanto retórica "Dios sabe cuantas calorías quemaremos mañana" y la réplica ingeniosa "Deberíamos calcularlas, deberíamos calcularlas y escribir sobre ello" quizá mañana tengáis la respuesta.
Los primeros kilómetros son los más cómodos, los más ansiosos, la calma que precede a la tormenta. En mi cabeza resonaba algo de música, no le prestaba atención estaba ahí para darme ánimo en algún momento puntual y para distraerme un poco. Un error por mi parte, yo con una banda sonora de fondo que no he tenido tiempo de dejar casi perfecta. Menos mal que mis recopilaciones rápidas son buenas.
Mi ritmo estaba marcado de antemano: para que sobreviviría uno de los 300 minutos que me había dado de margen debía terminar la carrera antes de que crono marcase las fatídicas 5h. ¿Mucho tiempo? ¿Poco? Para mí creo que era correcto. Al fin y al cabo dan 6 horas para acabarla. Tenía que intentar no ser el peor de la carrera y aún así era secundario. Lo principal era acabar, sin lesiones permanentes,
sin lesiones temporales a ser posible.
Los 5 primeros pasaron bien, incluida la decepción de no pisar el Camp Nou (sólo el aparcamiento) y el alivio por no tener que explicar a mis nietos de dónde había salido esa foto que yo negaría haberme hecho.
La primera hora dio de si para 9 kilómetros, tres por debajo del ritmo que me había marcado de 7 minutos por kilómetro. Un poco de colchón pero tenía que recordar no forzar la máquina, mi falta de experiencia en tan larga distancia se volvería contra mi, seguro, si no tenía cuidado.
De hecho, por segunda vez me obligué a bajar el ritmo alrededor del kilómetro 16. Había acelerado pero sabía que no debía, frené para no cansarme demasiado, la ruta iba a ser larga pero la alegría movía mis piernas.
Poco a poco llegamos a la marca de media maratón. Lo más lejos que había llegado nunca en una competición, en esta ocasión lo hice en 2h23m. En la media de Madrid eso es marca registrable (el tiempo máximo es de 2h25m, mi marca el año pasado fue de 2h07m). Entonces pensé eso de 'Ahora sólo queda volver, todo lo que corra ahora descuenta'.
Más o menos por la media maratón sufrí el primer incidente achacable a la organización, casi me atropella una niña con su triciclo en el tramo que va de la plaza de Glories a Diagonal Mar. Mira que le levanté la voz en la madre que iba justo por delante pero a la niña le costó frenar. Creo que no se cayó, eso espero, no quiero que pese en mi conciencia.
Después los kilómetros son anodinos, uno corre y corre pero estás ahí en medio de la nada, corriendo al lado de la playa y parece que no avanzas. En ese momento el avituallamiento empezaba a incluir fruta y galletas. Los plátanos dicen que dan energía, menos mal porque me hubiera costado mucho seguir. Las galletas tienen un segundo componente, el psicológico: cuando uno lleva cerca de 3h corriendo esto le resulta un tanto aburrido. Así que coger 4-5 galletas, llevarlas en la mano y tomarlas poco a poco, a mordiscos pequeños (¿quien se atreve a tragar una galleta entera y tragarla mientras corre sin parar?) te da un margen de 1 o 2 kilómetros en lo que concentras tu atención en otra cosa. Luego esperas al siguiente avituallamiento.
Ahora toca hablar de 'El Muro' ese punto en el que la mente o el cuerpo intentan rendirse.
Mi experiencia previa se limitaba a media maratón en Madrid en Abril del año pasado y casi 30 kilómetros de entrenamiento la semana pasada. En ninguno de los dos casos había tenido problemas graves. Esperaba encontrarme el muro y no sabía como afrontarlo. ¿Que sería de mi?
Llegando a la zona de los 30km empezaron a ocurrir la segunda parte de las cosas que la organización debería haber evitado: pasamos por un parque en dirección al Arco del Triunfo y la gente andaba, corría, iba en bicicleta y jugaba a nuestro alrededor. Un problema cuando uno se plantea que si se para no seguriá corriendo y cualquiera anda 12Km hasta la meta y explica porque llega 1h tarde. Ahí casi me cocho con un tío, un gilipollas que me miró fijamente mientras corría y que ni se inmutó mientras cruzaba y casi chocamos, si no me aparto al capullo no le hubiera importado y si yo me lesiono no creo que ni me ayudase.
En el Km31 fue cuando pensé "Nunca había corrido ni tanto tiempo ni tan lejos, quedan poco más de 10, ánimo"
El resto es casi historia, a partir del kilómetro 35 lo único que veía era gente a la que adelantaba porque se habían parado y andaba. Un pequeño incidente con una niña casi me cuesta un problema en el 37 (otra vez que la organización no marcó bien el vallado). Yo miraba casi compulsivamente el reloj y me decía que tenía margen para hacer las 5h, al fin y al cabo casi toda la carrera la había hecho a ritmo de 7min el kilómetro.
Finalmente llegó en 40 y el 41 y acercándose el 42 me di cuenta que iba justo para las 5h. Los últimos y más duros kilómetros se habían comido mi margen. No podía ser. Y no iba a ser. Hice lo que tenía que hacer: esprinté unos 500 metros. Sí, al fin y al cabo a mi ritmo la maratón era mero cansancio muscular pero mis pulmones estaban frescos. Corrí bastante, no sé si muy rápido pero corrí lo que pude, y entonces entré en la meta, paré el crono, lo miré y casi al mismo tiempo alzaba los brazos. Lo había conseguido. Había corrido una maratón, completa, sin pararme (*) y en menos de 5 horas porque el crono dijo 4h59m17s (4h59m18s según la organización).
Un reto cumplido.
Habrá que buscar el siguiente.
El Otro
Nota: (*) Si me paré dos veces: la primera concienciado con el eslogan de "Barcelona limpia" a recoger la esponja que había tirado en la papelera y se había caido al suelo y la segunda en el kilometro 34 porque una chica tenía un tirón y hacía lo que hace todo el mundo: cojeaba sin apoyar el pie. Me paré, le puse el pie en el suelo y le dije que tenía apoyar el peso en plano "flat, flat" porque no parecía española. Luego, unos segundos después, seguí corriendo.