Algunos de los que me conocéis sabéis que de vez en cuando algún acontecimiento de cierta importancia en mi vida me pone nervioso. Antes tenía un método casi infalible para relajarme: cogía el coche, me daba una vuelta conduciendo (generalmente hasta el Xanadú) y volvía más relajado. Hoy no era posible, primero porque ir al Xanadú implica comerse el atasco de fin de puente de entrada (y NO es conducir en un atasco lo que me relaja) y segundo porque no tenía el coche, tenía la moto.
Generalmente llevar la moto me estresa más que llevar el coche, es porque tengo muuuuucha menos experiencia con ella y además los peligros son más evidentes. Sin embargo hoy me he dicho que tenía que darme una vuelta para relajarme, o las horas que quedan de domingo me van a comer. He estado intentando planificar una ruta que no sea todo autopista. He encontrado una, llamadita a un amigo, merde, no está, pues ir hasta su casa entonces es tontería. He encontrado una segunda ruta, más pequeña pero con un mini tramo de carretera convencional, dos curvas de nada. La he hecho y he llegado a casa hace sólo unos minutos. Más relajado, será porque no había tráfico y al final es el hecho del aislamiento y concentrarme en algo que no sea el problema que me estresa lo que me funciona para relajarme. Ahora checkeo el email, muevo al ajedrez en Facebook y a otra cosa mariposa (tender la ropa, practicar con el violín).
El martes os cuento como ha ido lo que me preocupa.
El Otro
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